Hay momentos que
nos definen, que nos ponen en un camino específico, que nos hacen madurar; en
mi caso fue la muerte de mi madre-abuela, con el tiempo la muerte de mi hermana
quien ayudó en mi crianza, y por último la muerte de mi padre, personas que
ayudaron en mi vida de igual forma fueron falleciendo en el devenir de la vida,
el adiós en algunos casos ni siquiera existió, mis emociones y mis recuerdos
quedaron quebrantados, porque con cada persona que se iba de mi camino una
parte de mi salía afectada.
La vida es una
escuela: tenemos lecciones que enfrentar, retos que nos sorprenden, tempestades
que nos abaten y en muchas veces todo queda contenido en un simple adiós. Hay
personas que se fueron con sorpresa como cuando yo era apenas un niño y todavía los
recuerdo: desde el borrachito que hacía los mandados a mi madre, el cual
significó mi primera experiencia con la muerte…murió adentro del edificio donde
mi crié, producto de una cirrosis hepática sin embargo siempre fue una persona
amable, dispuesta a ayudar y su adiós fue traumático para un niño de 7 años, mi
mente no entendía que no lo volvería a ver el resto de mi vida, sin embargo su
recuerdo de amabilidad y de servicio a pesar de su alcoholismo nunca me afectó
es más me dejó la lección de ayudar y de ser servicial.
La muerte puede ser
vista como un final o como un inicio, el final de la parte física de alguien
que se va de éste mundo y como el inicio de lo que aprendimos de dicha persona,
si somos observativos veremos que cada persona nos dejó siempre algo que
aprender aunque aparente que no, incluso aquellas personas por las cuales
pasamos un inmenso sufrimiento, todas sin excepción nos dejan algo que
aprender, algo que entender, algo que desarrollar en nosotros mismos, sea la
lección que sea: paciencia, mesura, tolerancia, respeto, etc., eso que se nos
pone como algo indeseable a la larga termina determinando el ser humano que en
la vida logramos desarrollar.
Con la muerte de mi
madre-abuela las cosas se pusieron complicadas porque me deprimí y estuve con
una crisis existencial prolongada, cinco años después mi matrimonio de entonces
llegó a su fin, y me quedé estancado en muchos aspectos en casi una década, de
ahí se le sumarían la muerte de mi hermana mayor que me había criado, y finalmente
la muerte de mi padre, todas ellas personas importantes, que hicieron de mi la
persona que en estos 45 años he logrado ser, el adiós es la parte de nosotros
que se prepara después que hemos finalizado una relación que nos secuestra la
muerte, es la parte de nuestro ser que debe seguir a pesar de la ausencia, del
dolor, del sufrimiento de una partida porque nos han dado tanto en ese camino
común, que nos llevaron sin darnos cuenta por el destino y no nos percatábamos
de lo mucho que los amamos, es como poner flores pensando que el duelo que nos
queda debe superarse de alguna forma.
El adiós es ese
pequeño momento que es un destino común que algún día los nuestros van a llorar
nuestra partida también, que aquellos que de alguna forma nos acumularon rencor
puedan perdonar y seguir, que sanando el corazón aprendiendo a dejar ir,
aprendiendo a decir con paz ese adiós que tanto nos afecta y liberar el alma de cualquier atadura
negativa, el adiós es el principio del aprendizaje de vida, es el continúo renovar
de la existencia, eso ningún libro te lo enseña eso debes vivirlo
personalmente, y cuando lo hagas tu vida debe fluir de la mejor manera…por
experiencia lo digo, los problemas, las situaciones, los retos siempre estarán
ahí, pero tus ideas y emociones estarán mejor preparadas, y el legado de
quienes se han ido será tu mejor tesoro, es tiempo de continuar, de abrirse a
la vida y decir de la forma más amorosa y honesta: adiós.
A TODOS AQUELLOS
QUE LOS SORPRENDIÓ UN ADIÓS.
EZEQUIEL MENDEZ
@ezek71
ezek71@gmail.com