viernes, mayo 11, 2012

EL JUEGO DE LA INDECISION


En la vida hay momentos vitales: en los cuales nos vemos en la disyuntiva de tomar decisiones, muchas de ellas son tas duras que nos vemos en verdaderos cuellos de botellas, con más dudas que respuestas, con las manos atadas a viejas formas de ver el mundo, con prejuicios sonando en nuestras cabezas como viejas canciones sin final, en total hechos un montón de pedazos sin una línea clara nos adentramos a nuestras inseguridades y buscamos aquellos que denominan “zona de seguridad” y nos sentamos a observar la película de nuestra vida sin tomar decisión alguna y dejamos que la inercia camine o nos deje sin el impulso que una decisión (correcta o incorrecta nos lleve) y terminamos siendo  víctimas de el status quo (locución latina que significa “en lo mismo, sin alteraciones”) y caminamos creyendo que hemos sido valientes cuando ha sido lo contrario firmamos la carta de nuestras vidas que nos dice que somos unos “patéticos cobardes”.

Cuando nos toca hacer un inventario moral y vemos hacia atrás y entendemos lo que hicimos o dejamos de hacer nuestra gran traicionera termina siendo precisamente la “indecisión”, esa voz traicionera que nos dice que nos hagamos hacia atrás, que seamos cobardes, que simplemente nos quedemos como idiotas viendo la vida evolucionar y precisamente serás tú quien se quede sin crecer por esa estúpida voz que te hace repensar demasiado lo que a veces son las decisiones más importantes que sencillamente no tomamos, y luego lloraremos cuando ya no sea posible hacer absolutamente nada.

Si a mis veinte años con una vida por caminar no hubiese oído esa traicionera voz ahora estaría en otras circunstancias, en otras encuentras ángeles que te brindan ayuda desinteresadamente y tu duda: tu mente crítica aquella incapaz de aceptar la ayuda sin imaginar nada negativo se hace cargo de destruir esa ayuda y convertirla en tiempo perdido para aquellos que nos tendieron la mano sin esperar precisamente lo que les damos: nada. Si ahora cuando ya las cosas han pasado, cuando la tormenta de la indecisión ha hecho de las suyas entonces es cuando analizamos con la mente fría y nos damos cuenta de la estupidez que hicimos muchas veces para nuestro dolor ya sin nada que hacer para revertir el producto de nuestros temores, miedos e indecisiones.

Por ello cuando te encuentres en una decisión vital, hazte a un lado y pregúntale a tu corazón no a la razón, no a lo que esa traicionera voz negativa te dice, y empiezas con esas excusas hasta ridículas que empiezan a desfilar para justificar tu mediocridad emocional, te digo lo que mi madre siempre me dijo en vida ¡se valiente! Y si te equivocas pues en hora buena, te aseguro que es mejor conocer el sabor de una decisión que la duda de una que nunca tomaste, las decisiones son las que nos hacen crecer para bien o para mal, son las que nos van moldeando el carácter y nos convierte en personas maduras y preparadas para la vida, este artículo se lo dedico a aquellos que con su indecisión tal vez sin darse cuenta han perdido las mejores oportunidades de la vida,  no somos nadie para juzgar pero si podemos ayudarles a que se encuentren a sí mismos, a que se entiendan y por fin puedan tomar decisiones e independiente a los resultados acepten que son valientes y no una burla de sí mismos. ¡Bendiciones a tod@s!

Dedicado a tod@s aquell@s que por no tomar las decisiones me perdieron como amigo, hermano, o simplemente como alguien de ayuda.

Ezequiel Méndez
@ezek71 (twitter)
http://ezequielmendez.info