Hay
personas que en nuestras vidas se mitifican, los volvemos un mito, ya sea
porque lograron cotas de realización diferente a las nuestras, porque
consiguieron cosas que nadie pudo en la familia o porque simplemente nos
dejaron las lecciones más importantes de nuestras experiencias, asumir la vida
es asumir la muerte, cuando una persona se va suele salir todo…las cosas
buenas, las alegrías, los logros, los agradecimientos…las cosas oscuras, las
tristezas, las limitaciones, los reclamos… Esa parte gris y oscura esa a nadie
parece importarle, pero es esa parte la que más queda en el sentimiento y en
las emociones de los que quedan aún en el camino.
Cuando
una persona se convierte en un mito, las personas solamente hablan de lo bueno,
y nadie recuerda la parte humana detrás de ese mito, las máscaras menos
agradables que las personas tienen que ponerse en el devenir de sus vidas, el
dolor y las limitaciones que muchas veces algunas personas no todas tienen que
asumir en el camino de la persona mitificada, ese lado oscuro y gris que todos
tenemos, y que aunque no queramos afecta el todo de nuestro camino.
El
mejor homenaje viene de aceptar que las luchas diarias de cada ser humano es lo
que lo engrandece, que no es el dinero ni las posesiones los que definen a las
personas, que los errores y las burlas ajenas son a veces el espejo de los
propios errores vividos, el mejor mito es aquel que te enseñó y dejó lecciones
que te servirán el resto de tu vida, ese quizás que ni las gracias le diste y a
lo mejor le tengas rencor, resentimiento o hasta malos recuerdos, porque en
suma son ellos los verdaderos mitos, el reto es evitar ser como esas personas
fueron contigo, y si por circunstancias de la vida ya lo has hecho es tu
obligación rectificar, es obligación evitar dañar porque hay personas que dañan
tan profundamente que ni la misma persona lo sabe hasta que hay alguna
circunstancia o evento que dispara esas emociones reprimidas, el mito no es
aquel con un aura de invencible sino todo lo contrario fue aquel que luchó
contra sus demonios internos y lo venció, que los enfrentó independientemente
del resultado, aquel que con humildad vivió de acuerdo a un recto devenir en la
vida, sin abusar, sin dañar, sin hacer sufrir de forma innecesaria a los que
les tocó compartir ese lapso corto pero intenso llamado vida. Ese que a lo
mejor nadie recuerda son los grandes seres humanos, no porque atesoren inmensas
fortunas sino porque sus fortunas son el ejemplo de vida y de humanidad que
dejaron como legado.
El
mito es una forma que el ser humano inventa para sobredimensionar a los que por
alguna razón admira, saquemos provecho aún a lo que nos hicieron vivir
verdaderos infiernos, porque de ahí saldrá la versión de ti que la vida quiere
que seas, yo no he tenido una vida fácil, sin embargo he sido muy poco
entendido porque a veces mis silencios dicen más que los ruidos que solemos
hacer, admito que me he equivocado pero dentro de esas equivocaciones subyace
el ser humano que ahora escribe este mensaje hacia todos ustedes que me leen,
los mitos que he encontrado me dejaron muchas lecciones y espero haberlas
aprendido, admiro lo bueno y lo malo que me dejaron, porque de ahí saldrán las
lecciones que he ahora debo consolidar con mi existencia.
El
mejor homenaje es ser aquello que nadie imaginó que puedes ser: un ser
compasivo, un ser abierto a los cambios, y sobre todo abierto a aprender
siempre, hasta que tú mismo te conviertas en alguien que los que comparten tu
camino quieran imitar.
Ezequiel
Méndez
@ezek71
(Twitter)
ezek71@gmail.com
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