Cuando veo mi vida me parece que he regresado de un
largo viaje, en el cual muchas de las personas que me acompañaron en el mismo
se fueron en sus propios caminos; muchos de los momentos que he vivido
diseñados desde la profundidad de mi mente proyectaron lo que en ese instante
necesitaba aprender, muchos cosas fueron erradas y muchas tantas acertadas
añadiéndose los momentos fortuitos: las sonrisas, los llantos, las victorias,
las derrotas, las alegrías y los sufrimientos todo matizado en una vida que
apenas lleva 4 décadas y casi la mitad de otra más, mi vida ha sido la danza de
lo desconocido, de lo impredecible, de lo increíble y de situaciones que
marcaron el destino no sólo mío sino de muchas personas más que cruzaron por
alguna razón en mi camino.
Muchas personas cuando piensan en mi lo harán con
rabia, otras con rencor, otras con alegría, otras con tristeza y quizás los que
más deseaban lo harán con desconsuelo o decepción, pero también habrán personas
que fui capaz de ayudar, de dar lo mejor de mí y quizás hasta se alegren
mentalmente cuando cruce por algún pensamiento, todos y todas somos así:
demonios o santos, buenos o malos, victimas o victimarios, verdugos o
salvadores, de alguna forma redimimos nuestras lecciones y a pesar de caer también
somos capaces de levantarnos, y muchas personas que lo hemos perdido todo en
algún instante volvemos a tener, es el ciclo de la vida, lo que yo llamo el
gran misterio.
Esa escuela a la que venimos o sea a ese sueño de 80
o más años para algunos es en realidad ese gran escenario que creemos es
absoluto, pensamos que somos lo que vivimos, nos identificamos con las cosas
que hacemos, con las que tenemos, con los logros, con las cosas que hemos
comprado, con el dinero obtenido, pero todo es relativo: lo que en realidad nos
define es la nada ¡Si nada! Porque a pesar de llegar a “aparentemente tener
mucho o muy poco no somos dueños de nada, todo nos lo ha sido prestado en este
largo sueño, en esta escuela metafísica, en esta obra que tenemos que vivir y
cuando tu parte dentro de esa obra termine nada de lo que usaste, poseíste,
compraste, te aferraste, hayas cuidado o amado se irá contigo… ¡NADA! Así que
sólo(a) viniste y de la misma forma te irás.
Por eso te recomiendo a ver mejor y a entender que a
pesar de lo que pensamos nos toca avanzar con las limitaciones, con la
circunstancias y con los personajes que han interactuado en esta vida que como
la mayoría de las cosas es finita, el universo es un gran lugar donde muchas
veces nos desorientamos de nuestro centro, nos desequilibramos y actuamos
asumiendo que lo que vivimos somos, somos algo más que este cuerpo finito…
¡podemos trascender! Todo está en qué te hace conectarte con tu ser superior
esa parte de ti que saca lo mejor que tienes por ofrecer, eso que te desarrolla
la mejor versión de ti, eres lo que soñaste desde que era un niño, eres la suma
de tus aspiraciones, eres la realidad que vives mentalmente y tus pensamientos
te llevarán en algún momento a la realidad material y emocional así de sencillo, por eso si te
has ido lejos con tu pensamiento ya es tiempo de hacer las paces y de volver,
volver a levantarse, volver a sonreír, volver a sentir amor, volver de un gran
tribulación y quedarse con la frente en alto, no importa las situaciones ni los
momentos de incertidumbre lo importante es volver, es regresar y nunca bajar la
cabeza, sobrevivir y seguir en este misterioso camino llamado vida.
Con amor dedicado a mi madre Rosa y hermana Ada que brillan desde la luz de las
estrellas.
Salvador Ezequiel Méndez
@ezek71 (Twitter)
ezek71@gmail.com
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