LA CULTURA DE LA MEDIOCRIDAD
En un mundo cada vez más consumista, es evidente la falta de perspectiva de sus habitantes, hemos caído por decirlo en una sociedad en donde la mediocridad se ha convertido en el código común, las personas la han institucionalizado, la han elevado y potenciado; muchas personas no ven los resultados hasta cuando deben observarse con ojos críticos, vivimos por definirlo de alguna forma en la “cultura de la mediocridad”.
Las diferencia entre las culturas que se exigen a sí mismos y apelan a la calidad versus cantidad, y los que piensan que el humano es mas productivo en la medida que es mas conciente de su propias limitaciones y por ende ocupa sus virtudes para mejorarse y por reflejo a toda su comunidad, pero cuando la sociedad entera aboga a la mediocridad como el lenguaje común y convierte a todos sus habitantes en seres sin criterio y consumistas sin cuestionar nada ni a nadie.
La mediocridad convierte a las personas en seres que viven por inercia, no crecen ni mejoran sus vidas, son altamente improductivos y están siempre quejándose de la conspiración que supone vivir en la modernidad, son víctimas eternas y todo los convierten en inocentes porque nunca asumen sus roles, la queja es el medio de expresar su inconformidad y la usan de forma refleja para evadir tener ni siquiera que sugerir su responsabilidad en sus existencias, por lo tanto la mediocridad que conocen otros la generan ellos simplemente la reciben aunque nunca parece aceptar que en el fondo es la excusa para no avanzar ni tener que aceptar un posible autoanalisis y por ende asumir sus respectivas deficiencias.
Para poder superar la mediocridad hay que entender que nadie excepto la persona misma es quien debe en un primer término aceptar que está inmerso en una cultura que le ha enseñado a ser mediocre, que es posible superarla negándose mentalmente a aceptarla como un dogma, es posible siempre ofrecer lo mejor de si mismo, que la calidad siempre debe de ser un criterio en la vida de las personas, cuando alguien se compromete consigo mismo a ofrecer siempre lo mejor en todo lo que emprende se convierte en ejemplo viviente de la contracultura contra la mediocridad, porque eso es lo que los mediocres evitan: el esfuerzo, el sacrificio, el trabajo con calidad y finalmente aceptar los errores cometidos, así que para salir de su ámbito de esfera se necesita trabajar intensamente y siempre con seriedad.
Para romper ese esquema tan lamentable es necesario comprometerse a ser siempre un ejemplo del esfuerzo, de siempre dar la cara, y de convertir el trabajo personal en un aportar continúo, no olvides que somos el ejemplo de nuestros hijos, hermanos, familia y conocidos, y si nos rebelamos a la cultura de la mediocridad es posible que los que nos siguen también logren superarla.
Ezequiel Méndez
http://ezequielmendez.info
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