Cuando naces muchos recuerdos se van hilvanando
a medida vas creciendo y empiezas a tener conciencia de ti mismo(a), pero
siempre vas construyendo tu imagen de ti
mismo de una forma frontal dependes en gran medida de lo que tus seres cercanos
y familia reforzaron en ti ya sea en forma de ideas repetitivas: “eres muy
bueno con esto o aquello” de forma positiva pero también lo hicieron de forma
negativa “nunca serás muy bueno como fulano de tal, o saliste malo para eso, y
eres un inútil…” y una gran cantidad de frases que tu subconsciente fue
acumulando hasta creerlo y asumirlo como verdadero.
La soledad que en un principio disfrutabas
cuando eras un niño se fue convirtiendo en algo a evitar, y en los lugares con
los interactuabas como fue la escuela, la iglesia, o cualquier lugar de
interacción social siempre se te animó a que fueses lo más sociable posible y
tuvieses intercambio con personas de tu edad o intereses comunes, de tal forma
que siempre se te indicó que tu vida dependía en gran medida en agradar a otras
personas que gozaran autoridad o importancia; no estoy negando que esto fuese
importante pero la perspectiva como nos lo fue inculcado es lo que en realidad
nos lleva a una actuación bastante dispar en términos emocionales. Siempre fue
así debías de agradar a tus profesores, a tus padres, luego a tus parejas de
turno, y finalmente a tu esposo o esposa, siempre se llevó el camino de la
dependencia como el más normal y aceptado.
Cuando dejaste el nido y empezaste a volar con
más libertad, fuiste descubriendo otros actores que te fueron haciendo creer lo
mismo: aparecieron tus jefes o jefas en tus trabajos que mostraron que entre
más los tuvieses felices con sus exigencias y siguieses sus patrones serías un
excelente empleado y llegaste finalmente a relaciones importantes como fueron
relaciones de parejas siempre con el mismo patrón emocional: en el cual tenías
que agradar a otra persona que a la larga era en suma un peldaño de más
importancia que tú mismo(a).
La soledad muchas veces es vista como un estado
a evitar a toda costa, pero muchas veces es el camino que te puede enseñar a
entenderte y aprender a conocer tu verdadero ser, a veces desconoces tanto de
ti mismo que dentro de esa ignorancia no sabes cosas que deberías: al negarte a
escucharte, no sabes cuáles son tus grandes fortalezas y de la misma forma tus
grandes defectos, y vives engañándote creando un falso “yo” que muchas veces se
convierte en tu alter-ego y el personaje que otros creen que eres; eso evita
que cuando atraviesas una crisis emocional no sabes cómo tratarte y como
amedrentar tu propio dolor vital porque eres para ti mismo un desconocido y
como siempre has buscado a alguien más a quien agradar terminas por ignorar
cómo agradarte cuando estas herido y vulnerable emocionalmente.
Es tiempo de darte una palmadita a ti mismo,
ocupa tu propia soledad para hacer las paces contigo mismo, es tiempo de darle
humildemente la bienvenida a la maestra soledad, es tiempo de crecer y ver tu
vida con ojos compasivos, no tienes porqué juzgarte o ser grosero contigo
mismo, lo que hiciste mal fue tu forma de equivocarte y tu forma de aprender,
las personas que de alguna manera te hirieron o te hicieron un agravio merecen
tu perdón para quitarte la carga del resentimiento, en ese momento
trascendental de soledad aprende a agradecer todo lo que esta vida te ha dado,
lo que sentiste que te faltó era a lo mejor innecesario porque pudiste
sobrevivir sin ello, es tiempo de aprender de ti mismo y créemelo la maestra
soledad lo hará cuando finalmente entiendas que la gran empresa de tu vida se
resume: “APRENDE A APRECIAR TU SOLEDAD Y LAS PUERTAS DEL UNIVERSO INTERIOR TE
GUIARÁN AL AUTOCONOCIMIENTO”.
BENDICIONES A TODOS Y TODAS.
CON AMOR
Salvador Ezequiel Méndez
@ezek71 (Twitter)
ezek71@gmail.com