Recuerdo
hace 10 años cuando me alejaba de casa producto de mi separación y posterior
divorcio los ojos tristes, el dolor y la soledad que mis cosas causaba en
aquella casa que habíamos vivido por más de una década en mis 5 hijos, ellos
quedaban literalmente “en medio” de una batalla campal y desgastante, éstos 5
seres tenían que lidiar con la diferencia de los adultos que llevaban sus diferencias
a otros niveles… nadie ganó y todos perdimos algo de nosotros mismos, a medida
fue pasando el tiempo y volvimos a reunirnos la vida cambió y las
circunstancias también, yo volví a casarme y mis hijos encontraron un nuevo
hogar y de forma efímera encontramos nuevamente la alegría de una nueva
oportunidad, ahí nació mi hija menor sumándose a los 5 primeros siendo 6
personitas que debía de alguna forma educar y ayudar a encontrar sus rumbos,
por cosas del destino otra separación se avistó y ésta vez fue diferente tuve
que aprender a lidiar con la única hija que no vive conmigo, lidiar el dolor
que su ausencia me causa y la tremenda tristeza de tenerla sólo por un par de
días cuando disfrutábamos todos los días juntos.
Mi
conexión con mis hijos siempre ha sido diferente, quise darles ese padre que
lastimosamente no tuve; alguien que no solamente diera dinero sino que se
interesara por sus vidas, quise llenar las carencias que como hijo tuve, por
eso siempre me ha sido tan importante ser el mejor padre posible y a pesar de
mis defectos y carencias luchar por ser esa figura que toda persona desea tener
como padre.
Cuando
una relación llega al final los que emocionalmente se afectan más profundamente
son los hijos e hijas que deben quedar en medio de una guerra, de las cenizas
de una familia, de los recuerdos paradójicos de tiempos felices ahora
convertidos en mala sangre, por ello hago éste artículo, me parece injusto
olvidar que nuestros hijos e hijas quedan en medio de todo y muchas veces los
adultos al extremo de la pugna olvidan que ese dolor les va a quedar de por
vida, las secuelas serán por el resto de sus existencias, y que todos y todas deberán
llevar esa carga que en lugar de aligerarla se acrecienta en heridas profundas
para todos los involucrados.
Creo
que hay tomar un tiempo y pensar en aquellos que más sufren, que más sienten la
ausencia y el dolor y los hijos e hijas son quienes lastimosamente se llevan
ese peso, los adultos debemos de hacer a un lado las diferencias y pensar que
ceder aunque el orgullo y la prepotencia se mezclen en un momento determinado,
ofrecer lo mejor de nosotros para honrar lo bueno y las cosas que nos enseñaron
a crecer como personas, los que atravesamos más de una vez este penoso camino
sabemos lo difícil que se hace para los hijos e hijas inocentes de todo esto
asumir la distancia y la indiferencia de personas que en un momento fueron
esposos y esposas, convertidos en antagonistas y sumidos en actitudes hirientes
éstas personitas observan la peor versión de sus padres que olvidan que ellos y
ellas sufren en medio de una guerra cruel y devastadora, por ello mi mensaje es
sencillo: olvídate de la guerra y las diferencias ,asumiendo una actitud
conciliadora por el bien emocional de los hijos e hijas, ábrete a la paz aunque
no te guste y quieras convertir todo en un campo de batalla, piensa que tus
hijos e hijas no se merecen la miseria post matrimonial o emocional que rigen
las separaciones y divorcios, piensa que tus hijos e hijas son los únicos
inocentes en medio de tanta diatriba y conflictos, si debes de darle un gane
emocional o si la otra parte quiere sentirse vencedora ofrécele tú mismo(a) la
victoria si ceder no te cuesta nada en términos de dignidad o salud mental,
piensa que la paz es el mejor escenario para cualquier relación post matrimonial,
aprende a ofrecer amor incondicional por esa persona que ahora en adelante será
tu ex que siempre tendrá el vínculo de los hijos e hijas y la mejor manera es
evitar cualquier escenario conflictivo haciendo que las diferencias sean
tratadas sin violencia ni faltándose el respeto, ofrece tu mejor cara no por
ti, sino por los hijos e hijas que te lo agradecerán en el resto de sus vidas,
perdona y vuelve desde cero, lo pasado ya pasó ahora tienen un futuro que
afrontar todos y todas, hay una vida que vivir sea como sea, olvídate de las
diferencias y piensa en lo que aún les une y los hace tener intereses
compartidos y aprende a reinventar tu vida a partir de esa idea.
Ama
sin límites incluso a aquellas personas que piensas que han sido injustas
contigo, y deséales lo mejor aunque sientas que no se lo merecen, no te
arrepientas sino al contrario agradece que gracias a ellos y ellas ahora eres
quien eres y creciste como persona, permite amar sin condiciones y de la misma
manera serás amado retributivamente.
A MIS
HIJOS E HIJAS: SALVADOR, ADA, MARIA, RODOLFO, EZEQUIEL Y ROSA.
MI MÁS
PROFUNDO AMOR INFINITO… LOS AMO.
SU
PADRE.
SALVADOR EZEQUIEL MENDEZ
TWITTER @EZEK71
EZEK71@GMAIL.COM
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