LA CULTURA DEL MALTRATO

Una de las razones más importantes por las cuales el mundo está como está es por una palabrita que inofensiva en su sonido no deja de ser bastante molesta: “el maltrato”, los profesionales de la psicología lo saben en la historia de la mayoría de las personas habita ese pequeño demonio que le gusta salir a hacer de las suyas, incluso personas que nunca me imaginaría tienen el pequeño sucio hábito de maltratar a sus seres queridos y a todos aquellos que forman parte de su zona de influencia, personas que tienen un alto perfil social, otros que sin ser tan populares tienen la imagen de ser seres bastantes equilibrados en la intimidad de sus hogares son personas bastantes despóticas y despiadadas, otras son todo lo contrario en sus hogares son dulcísimos pero en sus ambientes laborales son extremadamente amargados y desconsiderados, observemos que la mayoría de veces tenemos al elemento de poder como coadyuvante de toda una gama de actitudes muchas veces crueles e inmisericordes. Muchos no saben manejarse como autoridades y/o jefes en sus lugares de trabajo.

Otros que cuando llegan a tener un puesto importante a nivel político se convierte en verdaderos desconocidos incluso para aquellos que le ayudaron a lograr sus puestos, el maltrato se convierte en un elemento común a muchas personas porque se creen tener el derecho de hacer sentir en los demás que le son una “molestia” y por ende tratan sin el más mínimo respeto a todos aquellos que ven de “menos” y como “estúpido” y por resultado detestan que “soportar” tanta “estupidez” de los demás cuando sin darse cuenta son ellos(as) las que actúan de forma estúpida y retrograda, el maltrato nunca es justificado ni mucho menos un “derecho” de aquellos que poseen algún tipo de poder ya sea familiar, social, económico, político o religioso, esa actitud es una muestra de prepotencia y falta de humildad tan típica en aquellos que creen que por haber llegado a un lugar en particular en la escala de poder tienen la potestad de ver con desprecio a todos aquellos que quedaron abajo en la escala de importancia.

El maltrato es un reflejo de lo que sintieron muchas de esas personas cuando eran niños(as) y lo único que hacen es regresar muchos de esos golpes y maltratos, y no dudan en vengarse de quien sea para mostrar su vanagloria e importancia, cuando en realidad los que lo reciben no tienen nada que ver con el pasado de la persona que lanzan tanto maltrato de forma inmisericorde, es tan incomodo trabajar para esas personas tan despóticas, por lo general son psicorígidos(as) y no aceptan crítica alguna, dependen de un ego inflado y de un sentido de superioridad llegando muchas veces a ser mitómanos(as) de sus logros y hazañas llegando a las más altas cotas del ser humano cuando en realidad esconden todos sus miedos, rencores, y carencias ya sea afectivas, amorosas, sexuales, laborales y de cualquier índole, que triste es ver como el maltrato es forma de decirle al mundo lo poco que tienen en su interior, su calidad humana queda al margen porque viven sus existencias de una forma tan desalmada que sus vidas se convierten en una triste imagen de sus verdaderas motivaciones y emociones.

Nadie tiene derecho a maltratar a nadie, desde una inocente pregunta hasta los insultos más elaborados, nadie tiene derecho a menospreciar a nadie ya sea que la razón le asista, nadie es más que nadie ya sea por su nivel social, económico, académico, o cualquier aspecto: sencillamente nadie tiene ese derecho, ni el que porta un arma, o el que cree tener autoridad, nadie puede maltratar a nadie, porque es un abuso, porque es un irrespeto a la humanidad de cada quien, porque es un reflejo de la miseria de cada quien usarla, porque nos degrada como personas, porque no es justo tener que aguantar la mala sangre ajena, ya sea que de niño(a) recibiste maltratos eso no te da el derecho de regresársela a los demás, por hoy debemos de aprender a ser asertivos,  a tener empatía antes de sentir el deseo de maltratar, todos(as) hemos estado en algún momento maltratando, nadie está exento de dicha realidad, por ello cuando te sorprendas con el deseo de hacerlo recuerda que no te gusta recibirla así que no la des a nadie, ¡aprendamos a vivir sin maltratarnos!.  

Ezequiel Méndez

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