SIGUIENDO LOS MITOS
Quizás mi vida no sea lo que algunos quisieran que fuese, yo en lo personal siempre he sido muy cuidadoso de no enamorarme de lo que los mitos representan, personas a las cuales quiero y aprecio lastimosamente han seguido a sus “mitos” como el icono del “súper hombre” que Nietsche nos mencionaba hace unos siglos atrás, dejando a un lado la fascinación de las personas por aquellas que alcanzan una alta cota de realización personal están todos los grandes “mitos” que las personas mentalmente hacen de ellas, porque les admiran, se dejan fascinar por lo que ellas representan, lastimosamente no por lo que realmente son, muchas de ellas tienen personalidades fuertes y dominan a aquellas que en un primer lugar caen como abejas en un panal ante la fascinación de sus “logros” ya sean económicos, personales, sociales, académicos o de cualquier otro índole, pero detrás de sus “logros” co existen personas llenas de situaciones, miedos, obsesiones, defectos marcados, mal humor, y miles de características que como cualquier humano que son tienen pero saben sagazmente esconder en sus “auras” de seres victoriosos.
Los “grandes” para mi son aquellos que a veces no los vemos en los medios de comunicación, sino mas bien no tienen ni siquiera alguien que les de publicidad, personas que logran salir avante de una adicción, otras que vencen a una enfermedad declarada “Terminal”, otros que vencen los demonios de una depresión extrema y logran contar sus historias, otras que de la nada logran sobrevivir el día a día dándole de comer a los suyos, madres que vencen a la miseria y logran alimentar a los suyos en medio de la pobreza, ¡esos si son los verdaderos mitos!, pero aquellos que logran posicionar el culto a la personalidad en los que les sirven no son más que personas que logran mercadear sus personalidades envolventes, y lastimosamente sus seguidores les aclaman de forma total.
En lugar de admirar a otros(as) admírate a ti mismo, obsérvate con dignidad, piensa todos las dificultades que has superado en el camino, y conviértete en el icono que otros deben de seguir, talvez tu familia o tus hijos desearán tenerte de ejemplo, no para que tengas legiones de personas que se derriten por seguir a tu “ego” sino que de tu humildad copien el molde, esos son los que debemos de seguir y admirar, en mi familia el que logra triunfos económicos es bien visto, yo que siempre he luchado con la adversidad y por ende no soy un realizador millonario, sino que mis logros se suman de pequeñas victorias personales por ello no gozo de admiradores, pero me basta ser un ejemplo suficiente para mis hijos, empecé a estudiar a los 33 años, luego de muchas distracciones envueltas de responsabilidades precoces, recuerdo una vez que alguien me dijo que ya no tenía oportunidad de prepararme porque había desperdiciado mi tiempo y ahora estoy a punto de coronar una carrera a mis casi 40 años, esos son logros dignos de sentirse orgulloso.
Admirar a los que nacieron en cuna de oro, a los que tienen mucho dinero, a los que viven en la farándula, a los grandes millonarios, a los que tienen hasta el desperdicio no me saben a nada, para mi personas que logran el triunfo en medio de las tribulaciones (llámese vencer una situación dura, enfermedades terminales, miserias indiscriminadas que son superadas a base de trabajo digno y honesto, y otros grandes etc.), esos si son mis héroes, esas personas siempre tendrán mi respeto y admiración, seré el seguidor de esos mitos callados que no gozan de la admiración de nadie, porque son los que debemos de seguir, nos recuerdan la grandeza del alma humana, no la soberbia de la opulencia, ni la soberbia del poder económico, para mi el que tiene poder se lo gana luchando contra sus demonios, no a base de admiración de quienes deciden seguirles porque se despersonalizan pensando que son a quienes deben de imitar, yo imité a personas que al igual que yo se enfrentaron contra la adversidad, muchos cayeron pero se volvieron a levantar, alzaron el vuelo en medio de la tempestad y finalmente experimentaron el éxito solos porque nadie les aplaudió cuando consiguieron sus metas, esos son los grandes mitos a quienes debemos admirar siempre.
A mis hijos(as), y Wendy Martinez. el verdadero triunfo es aquel que logramos después de vencer nuestras tempestades.
Ezequiel Méndez
Para comunicarse con el autor: salvador@ezequielmendez.info
http://ezequielmendez.info
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