¿Cuál es tu concepto de éxito? Es una pregunta
sencilla, la humanidad entera puede que se atreva a intentar dar una definición
de acuerdo a varios parámetros: ya sean económicos, sociales, humanísticos,
psicológicos y hasta metafísicos, personas elaboran sus teorías desde muchas
perspectivas y creen que la de ellas es la correcta, cuando el crisol de la
realidad nos lleva a escenarios relativos de tal forma que múltiples aspectos y
no solamente una puede darnos una idea medianamente certera de lo que el éxito
es.
No hay duda que en la sociedad en la cual nací
el aspecto económico es sin dudas uno de los aspectos más importantes, mi padre
lo fue sin lugar a dudas y tener casa, estabilidad, viajar y en términos
generales dinero era la medida para evaluar su éxito sin lugar a dudas que no
solamente lo fue sino que una sociedad como la salvadoreña en la que el dinero
es único parámetro de éxito no nos cabe
ni siquiera una somera duda de que si, sin embargo yo tuve muchas diferencias
con esta perspectiva no solamente la vida me dio y me enseñó a respetar al
dinero como tal pero también me enseñó a no caer en la fantasía e ilusión que
es el único aspecto que define el éxito, a pesar de ello creo que el dinero y
todo lo que él representa no nos lleva al mejor de cualquier éxito: el
interior.
Conozco personas que no tienen casa, ni dinero,
ni nada y viven el día a día, con el sol a cuestas y con la comida diaria como
premio a ese esfuerzo, éstas nunca sabrán lo que es comprar una casa propia, ni
de viajar, ni de comprar un carro, viven a expensas de lo que producen con el
sudor y con las limitaciones ya sean educacionales, sociales o económicas,
cuando mueren no tienen ni para pagar el lugar donde van a quedar enterrados, y
sin embargo son exitosos, no son prepotentes, ni juzgan, ni andan diciendo
quien es fantasioso o exitoso, que si tienen o dejan de tener no es el
parámetro, su pobreza vivida dentro de un esquema de honradez es para ellos un
camino que lo hicieron sin sentirse menos, ni heridos por lo que la vida les
dio o les dejo de dar.
Yo mismo a mis 47 años puede que caiga en la
categoría de ser un perdedor, escribo pero no tengo ningún libro publicado,
vivo en un apartamento alquilado y no tengo casa propia, y mi cuenta bancaria
no es impresionante ni mucho menos, tengo el éxito de mi padre..¡NO!, puede que
mi éxito para aquel que se atreve a juzgarme sin conocerme no quepa en la
mentalidad materialista, no cambio todos esos años de duro trabajo en el que mi
único propósito fue sacar a mis hijos de sus limitaciones, de llevarlos incluso
a otros horizontes, y de tener bien definido mis prioridades, renuncié a pensar
de forma egoísta y supe equilibrar mi vida con lo necesario, he cometido muchos
errores de los cuales he sido exitoso no volviéndolos a cometer, y la fantasía
del mundo materialista nunca supo comprarme dándome sus estándares de éxito y
gloria económica, al ver como una persona pudo ser exitosa y tremendamente dura
conmigo me cambió el parámetro mental, mi padre me enseñó que no querer de ese
éxito que todos denominan y tanto aspiran a tener, ese niño herido dentro de mi
me hizo entender que la vida no se mide en cuantas casas tengo, o cuantos
millones tengo en una cuenta bancaria, me enseñó a entender que todo en su
momento requiere su esfuerzo y sacrificio, ahora rondando una enfermedad
incapacitante y dolorosa aún salgo a enfrentar mis demonios y mis miedos, aunque
puede que sea una persona fantasiosa y
fracasada, tengo claro que el dinero es necesario para sobrevivir pero no para
medir la fortaleza o la valía de nadie, la vida me ha dado más que esa
miserable perspectiva materialista simplista de estar cerca de los 50 y estar
solo y sin nada en mis manos, así de sencillo con mis recursos decidí dar a mis
hijos un poco de impulso a salir adelante aunque ahora sea un simple fracasado
más que como el ejemplo que mencioné antes con el plato de comida diaria, esa
es mi victoria personal, y saboreo porque a pesar de no ser alguien en los
estándares de esta sociedad puedo con honradez sentirme un victorioso de mis
propias batallas y enfrentar a mis propios demonios.
Mi legado a lo mejor no sean propiedades ni
mucho dinero para repartir a mis hijos e hijas, sino que fui honrado, que me
enfoqué que a pesar de mi ausencia ésta fuera lo menos dolorosa, nunca cambié a
mis hijos por pareja alguna, todo lo contrario la que encontré en mi camino me
ayudó a nunca olvidarles, y agradezco a
la vida que pude sacar adelante dicho compromiso, que ellos sean como
les dé la gana de ser ya no es algo que esté en mis manos, tienen derecho
incluso a olvidarme, ahora en la parte final del camino de mi vida tengo otros
retos que me darán tiempo para salir de
ese fracaso y fantasía que supone mi existencia, he visto el éxito de muchas
formas y bajo muchos crisoles, no crean que no entiendo claro que si mi relación
con esa mentalidad materialista nunca ha sido muy buena, a lo mejor soy una
persona más enfocada en otros aspectos de la vida que me permiten entender más
allá de lo visible y de lo material, con mis defectos, con mis errores, puedo
asumir una vida imperfecta y llena de tantos fracasos, éstos me llevaron a
pequeñas victorias que luego se hicieron grandes logros, superé una familia
disfuncional, abusos en mis relaciones familiares, el abandono de muchas
formas, enfermedades duras y difíciles, relaciones emocionales largas y
destructivas, y ahora una familia que solamente ven lo fracasado y poco exitoso
que soy, sin embargo mi éxito se define en cuánta honestidad pude usar para
lograr mi sustento y el que di a mis hijos, cuán honesto soy para asumir mis
errores, cuán fuerte soy mentalmente ante los avatares de la vida y no recurrí
nunca a los ilícitos para lograr mis objetivos, no robe, no mate y no hice el
daño a otros para justificar mis trabajos, no me enfoqué en ser adinerado puede
que sea mi gran defecto, pero tenía obligaciones que cubrir, lo que para
algunos es victimización es a veces el precio de los errores, y también los
asumo, si hay algo que mi país me ha enseñado en estos meses es la incompatibilidad
mental y emocional porque para mí el
verdadero éxito está presente en cada persona, en cada compatriota que decide
honestamente trabajar, sin hacer nada dañino, quien es capaz de enfrentar una
incapacidad y sale a buscar su vida, quien apuesta a sus limitantes y las
enfrenta, quien a pesar de su pobreza sabe ser agradecido no por lo que no
tiene sino por lo que tiene y es capaz de sentirse dichoso con ello.
Mi éxito es ser un humano que cada día se
levanta a enfrentar la travesía de su vida.
Ezequiel Méndez
ezek71@gmail.com
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