Conozco personas que ya llevan
unos cuantos años pululando en lo que yo llamo: “el encierro” nada menos que de
ideas, emociones, eventos del pasado, amores disfuncionales, relaciones
desgastadas, romances tóxicos, y miles de formas que en realidad sería difícil
poder definir, pero la idea básica sería: ´que evitan de cualquier forma
enfrentar lo que genera dicho estacionamiento, las ideas parecen girar en torno
a la misma idea´: “No hay forma de superar el impasse que la persona siente
hacia el evento, sigue en su zona de seguridad y por lo tanto decide no
enfrentar aquello que tanto le incomoda y así puede pasarse años y en el peor
de los casos vidas enteras…”
He conocido personas que ya
llevan años de inercia: viviendo relaciones a todas luces que no le dejan
crecimiento, soñando con un mañana en el cual todo de forma mágica se resolverá
mientras tanto los abusos, las injusticias y el sufrimiento pasan una factura
interminable en términos emocionales, el espíritu de estas personas tal vez más
resignadas que dispuestas a enfrentar la dura realidad permiten que el ´status
quo´ gane la batalla interior, muchas de ellas caminan por la vida como hipnotizados
sin ni siquiera emitir un sonido en el cual escuchar sus verdaderas emociones,
y así el tiempo se convierte en el testigo silencioso de una vida dirigida al
ostracismo interior, y no es justo perder una vida entera por estar ciegos y
sordos ante un mundo que le muestra lo errado que es ignorar la libertad
interior.
Lo primero que hay que hacer
para salir de dicho estacionamiento es sencillamente “observarte”, cuando adquieres
la conciencia de observarte a ti mismo, inicias un proceso de autocrítica en el
cual permites a ti mismo ver la película que vives y que muchas veces pasa
ignorada para ti mismo(a),de repente inicias un proceso en el cual empiezas a
preguntar, a pensar, a procesar emociones, interiorizar sentimientos, a
expresar de forma más íntima emociones castradas por tu ego, de repente ya no
eres un “yo concreto” sino un “yo más complejo” que incluye a un observador: tú
mismo, el cual le pone una nueva perspectiva de entendimiento.
Lo segundo que debes hacer es “entenderte”
de forma humilde, sin autojuzgarte, poniendo el esfuerzo en entenderte sin
permitir que tu ego te refuerce ideas distorsionadas de ti mismo, sin emitir
juicios valorativos de carga negativa, es iniciar un proceso de curación el
cual conllevará abrir la posibilidad de entender las posibles razones que te
llevaron a actuar en la forma que lo hiciste, en asumir totalmente todos los
agravios que causaste en los demás y sobre todo enfrentar todas los posibles
resultados nefastos que causaste y te causaste a ti mismo, es admitir sin tanta
argucia tus más profundos errores, y admitir sin más tu responsabilidad la cual
posiblemente hayas evadido por años, en sentarse en el banquillo de los
acusados y dejar que tu alma dicte sentencia sin permitir que tu ego te salve,
ya que al fin y al cabo es el paso necesario pero eternamente ignorado en pos
de tu propia liberación interior.
Y finalmente el gran paso es: “perdonar
y perdonarte”, no de palabra sino de corazón, las paz interior no es fácil de
conseguir, lleva una gran carga en todos sus pasos, admitir errores, admitir
que muchas veces no tuvimos control sobre aquello que nos generó los más
profundos traumas internos no es fácil de dirimir, se necesita valor y ésta no
es fácil de potenciar cuando lo que siempre hemos hecho es huir de nosotros
mismos, con ello llegamos al límite de cualquier alma: la de la redención, no importa cuánto sufrimiento
haya habido, cuántas injusticias sufriste, o de lo mal que viviste aquí lo que
importa es el perdón como tal: generarlo y recibirlo es la dinámica más
profunda de ahí te liberas de una vez por todas, perdonar no tiene precio, por
lo general ya hemos pagado su precio en sufrimiento y lo que queremos es lograr
la liberación interior, si supieras de lo mucho que he logrado cuando logré
perdonar y pude dármelo a mí mismo, de lo mucho que he avanzado al lograr abrir
un camino de autoentendimiento con el sencillo acto de perdonar, te invito a
reflexionar estas palabras recíbelas con la mayor humildad posible, no creas
que las emito con soberbia y como un acto de egolatría personal, las emito
desde lo más profundo de mi corazón y convencido que lo que he escrito en
verdad ayuda, yo mismo las he vivido y he logrado grandes resultados, perdonar
suena trillado pero en realidad es el mejor camino para lograr la libertad,
para no seguir “estacionado” en la inercia, la improductividad emocional y el
sufrimiento predador, ¡esfuérzate por conseguir tu libertad interior!
Ezequiel Méndez
@ezek71 (twitter)
http://ezequielmendez.info
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