EL SILENCIO
“Mas vale un buen silencio que un mal ruido” anónimo
Estas palabras esconden una gran verdad, muchas personas viven sus vidas haciendo ruido, o confundidas por el ruido ajeno, o perdidas por el infinito ruido que tenemos en el diario vivir, en suma todo aparenta ser un cúmulo de ruidos y nada nos devuelve la tranquilidad; siempre deseamos algo y queremos algo porque pensamos que esa cosa nos dará la alegría que aparentemente no tenemos y esa idea se convierte en tempestad mental porque cuando finalmente hemos logrado aquello que queríamos volvemos al círculo vicioso del desear, y seguimos sin detenernos, siempre en el ruido de una mente sin tranquilidad, inconclusa, indiferente y sin rumbo.
Personas debaten prolongadamente sin escucharse, miles no sienten que se les escuche y es verdad, muy pocas en realidad han aprendido a escuchar, cuando en realidad vemos que es por la limitante de no saber escucharse, que es el gran primer paso, abrir la mente a la serenidad de si mismo, ahí hay: “ideas, palabras, sentimientos, emociones que no se han escuchado ni han tenido la atención necesaria”, todo ello provoca que seas un ignorante de ti mismo, no sabes ni siquiera identificar tu propio sonido, ese vasto universo interior que nadie es capaz de entender, y así sigues tu rumbo sin orientación ni idea de lo que quieres ni lo que deseas para ti mismo.
Antes de emitir un sonido piensa que quieres con ello, si tus palabras van a sumar en lugar de restar, si vas a aportar en lugar de crear conflictos, si vas a ser propositivo o si al contrario vas a crear conflictos, antes de lamentar un error es mejor identificar el error mismo antes que sea dañino, por eso me referí a ese adagio anónimo al inicio de este articulo, para que cuando tus palabras hayan herido susceptibilidades, o hayas herido alguien, o simplemente hayas creado malas energías no las lamentes, el silencio siempre será mejor que un ruido que te dañe de eso no hay duda.
La vida es una escuela en el cual los más callados logran ser mas productivos ya que no gastan su energía comunicándose con los demás, ni tratando de imponer sus criterios, viven de una forma más empática y suelen lograr más que aquellos que viven gritando y haciendo ruido por doquier, de igual forma aquellos que entienden que el odiar o el sentirse infeliz no les lleva a lugar alguno, sino que entienden que estamos en este mundo para aprender, crecer y admitir humildemente sus errores, el silencio es un lugar más que bueno para entenderse a si mismo, para desnudar el alma ante nuestra limitaciones para luego iniciar una vida mas abierta al dialogo interior, el silencio es un don que Dios nos ha dado para meditar, entender y saber escuchar una mente ruidosa, inquieta y rebelde.
Ezequiel Méndez
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