viernes, mayo 18, 2007

SOBREVIVIENDO LA DESESPERANZA

SOBREVIVIENDO LA DESESPERANZA

¿Alguna vez has caído en la desesperanza?, ¿alguna vez has sentido que no puedes con la carga de tu vida?, ¿te has sentido solo y sin ánimos?, bueno no solo tú lo has sentido, una gran mayoría de seres humanos nos hemos de alguna forma u otra sentido de esa forma, lo que sucede es que muy pocos han sabido asumir esa actitud y reconvertirla en algo positivo, la mayoría de persona echan al olvido lo que no les gusta o lo que no les trae un recuerdo placentero, al contrario hay que aprender de esos momentos, hay que ponerlos en la perspectiva correcta, hay que aprender que es a la larga lo mas sano y positivo para nuestros caminos en la existencia.

Cuando miras hacia atrás en la historia de tu vida hay tantos eventos positivos como negativos que están ahí, encerrados en el interior de tu alma, estacionados en el silencio del tiempo, pero que sin desearlo a veces afloran y causan estragos, lo mejor es aprender a entenderlos, sacarles provecho por decirlo de alguna forma, lo mejor es reconocer que jamás se borrarán y que quedarán como una huella indeleble en nuestro interior, lo mejor que podemos hacer es aprender a manejarlos a ellos y no lo contrario, tu pasado puede ser el gran maestro de tu presente, con él puedes redefinirte como una mejor persona, porque en él encontrarás precisamente muchas cosas que no pudiste hacer de la mejor manera, es como un libro que debe de releerse para sacarle el mejor provecho, es humildemente aceptar que cometiste muchos errores y que ellos son los que te enseñarán a no volverlos a cometer, que es a la larga la mejor lección del cual nuestro pasado nos puede enseñar.

Cuando caminas hacia el dolor y el sufrimiento no parece encontrarse salida alguna, te lo digo por mi propia experiencia, yo he vivido muchos eventos dolorosos, he vivido por decirlo de alguna forma bajo la sombra de muchos embates y desgracias, pero no he permitido que ello me defina como ser humano, mi verdadero valor no reside en lo que tengo, ni en lo que he ganado, ni en lo que posee, ni en el dinero que ahora percibo, sino en el interior como persona he podido desarrollar, en el crecimiento interior que a mis 36 años he conseguido, no soy la idea que alguien tiene de mi, porque eso define lo que solía ser, soy la idea que tengo de mi porque eso define lo que ahora soy, muchas personas que me conocen creen que sigo siendo lo que fui, pero gracias a Dios he podido superar los fantasmas del pasado, y a base de caídas y golpes, y de volver a levantarse he conseguido ser lo que ahora soy, la vida nunca está escrita se escribe en el transcurso del camino, cuando otros creen que eres un perdedor y un fracasado, solo tú tienes la decisión de revertir esa idea y demostrarte a ti mismo de lo equivocado que están, así lo logré hacer, soy el héroe de mi propias batallas, he logrado salir de la desesperanza, he logrado sobrevivir a un ambiente hostil y de poco apoyo, aunque muchas cosas fueron responsabilidad de mis decisiones, también hubieron situaciones externas que hicieron que mi vida no fuera precisamente un lecho de rosas, alguien pudiese decir que mis palabras son demasiadas elevadas o que son filosóficas, pero cuando un alma habla con la honestidad que lo escribo, mis palabras sólo pueden ser efectivas a las personas que están listas para recibir el mensaje, bendiciones a todos y espero que puedan salir adelante como yo lo pude hacer.

A MI MADRE

A MI PADRE

GRACIAS.

sábado, mayo 12, 2007

UNA MIRADA INTROSPECTIVA DE LA SALVADOREÑIDAD

UNA MIRADA INTROSPECTIVA DE LA SALVADOREÑIDAD

Parte I

La idiosincrasia salvadoreña, es difícil de definir, es fácil de diferenciar, porque todos comparten un yo común el tener como origen un territorio y una forma sociocultural muy marcada, el pueblo salvadoreño ha sobrevivido a invasiones de toda índole, desde la española, de la europea, de la Norteamericana (incluyendo a México con Iturbide y de la actual la transculturación Estadounidense), de sus vecinos, y finalmente la de la globalización con la de la todopoderosa cibernética, el ser salvadoreño es más que un acento al hablar, o de una dicción deformada de la mezcla del náhuatl y el español, es en sí una cosmovisión salvadoreña que significa que vemos las cosas y las vivimos de una forma diferente, cuando alguien se marcha de nuestro país y convive en otra cultura es cuando empieza a observar esas diferencias que viviendo dentro del territorio no son capaces de discernir, empieza como a ser consciente que hay palabras, que hay situaciones que nos parecen normales pero que en otros lugares ni siquiera existen, que en otro lugares ni siquiera para decir un insulto o un improperio es igual, que ni siquiera el dinero tiene el mismo vocablo, que la comida cambia y que en suma tenemos una forma única y distintiva de ser.

Somos un pueblo con una tradición diferente incluso de nuestros vecinos mas cercanos, Guatemala es maya así que sus indígenas y costumbres son mayoritariamente diferentes, que Honduras sólo la parte que comparte el golfo de Fonseca comparten una cultura parecida a la nuestra, que Nicaragua es mas común a la cultura caribeña que a la centroamericana-náhuatl nuestra, así que quedamos como el mítico guanaco un animalito único que sin comparación no tiene otro que se la parezca, tenemos palabras y acepciones que nos son patrimonio nacional, por ejemplo el mexicano tiene oraciones como “chinga, pinche, tarugada, etc.” Nosotros ocupamos las nuestras “bayunco, chucho, tetunte, etc.”, o para expresar enojo ocupan en México “chinga a tu madre”, en el caribe ocupan “coño”, nosotros todo lo referimos con una palabra que puede significar tantas cosas, en mi caso he sido criticado porque vivo en República Dominicana y suelo decir cuando me siento enojado “a la puta” o se burlan por el “va pues”, o el simple uso de “va”, por mencionar de alguna forma esas diferencias, otro caso mas genérico el del dinero en México es “lana”, en el caribe “cuartos” y para nosotros “pisto”, esas pequeñeces nos hacen realmente entender que somos realmente diferentes, que algo nos hace tener un yo común, y aunque seamos tan dispares como sociedad tenemos algo que nos hace tener una identidad.

El ser salvadoreño puede ser algo que se puede perder, como por ejemplo las personas que se van a sociedades que viven en ambientes absorbentes, he conocido salvadoreños hablando como mexicanos en Estados Unidos, o como Españoles o como Dominicanos en Nueva York, porque esos ambientes les absorbe yo tengo un cuñado que me dijo hace un tiempo que no se acordaba del himno nacional, él vive en Nueva Jersey y para ser sincero me impactó de una forma increíble sólo tiene 10 años viviendo ahí, si se vive mas tiempo por ahí puede que se le olvide hasta el nombre de nuestra comida típica, que por cierto haciendo a un lado nuestro nacionalismo recibe mucha crítica por el nombre, aquí en Republica Dominicana ha habido muchas personas que me dicen que el nombre no es nada agradable (si lo vemos en cierto modo tienen coherencia) por que el nombre pupusa viene del náhuatl Púpu que significa revuelto y Tsa que significa abultamiento. Al traducirse al español, sería "abultamiento relleno". Putsúua que significa rellenar, y éstas personas sólo se quedan con la primera parte de la palabra que de por sí es ofensivo cuando me lo han dicho, pero ello no significa de forma alguna que deje que eso me afecte al contrario hace que sienta orgullo de tener una comida nacional, porque para ser sincero pocos pueblos en Latinoamérica son capaces de determinar al menos una comida que hace que todo un pueblo se sienta identificado y tenga una comida tan universal y popular como nuestra pupusa.

El ser salvadoreño también trae asociado otro de nuestros vocablos que se ha convertido en un estigma la palabra “mara”, una palabra inofensiva que siempre ha tenido la acepción de amigos, de camaradería, ahora es una palabra negativa debido a nuestra última invasión, la de los deportados, El Salvador salió de una guerra política para comenzar otra, comenzó la guerra de pandillas, éstos que ocuparon el vacío que la guerra misma había creado, ahora el pueblo tiene que lidiar con otro tipo de violencia, la violencia de los pandilleros, y así tenemos la última de las invasiones, nos han invadido personas que se despersonalizaron en Estados Unidos y crearon el nuevo fenómeno de las maras, éstas que incluso se han llegado a transnacionalizar, existen en México, en Guatemala, en Honduras y en todos los lugares en donde hay una cifra significativa de Salvadoreños, ese es otro prejuicio con el que otras naciones nos ven: como una sociedad llena de violencia y caos, como el paraíso de las atrocidades, la verdad es que no es así, tenemos ese problema nadie lo puede negar, pero tenemos una sociedad que ha despertado de su propia historia, que parte de ello es lo bueno y lo malo, que hay matices grises que debemos de enfrentar, el ser salvadoreño se lleva en el alma, debemos de esforzarnos por sobresalir no sólo en lo negativo, entender que tenemos cosas positivas, que siempre nos distinguen por ser trabajadores, y de hecho la gran mayoría de nuestros compatriotas lo han demostrado, debemos de enfocarnos en escribir nuestro destino, así como tenemos una identidad común, debemos de tener un deseo común, que no sólo la idiosincrasia nos haga ser salvadoreños, sino el deseo de hacer de nuestra identidad algo que poder ostentar sin prejuicios.

Ezequiel Méndez

Ezek71@gmail.com

http://ezequielmendez.blogspot.com