El dinero es un medio para sobrevivir en el mundo contemporáneo, es un ente con el cual solamente se pueden hacer dos cosas: Comprar bienes o servicios, mas allá de cualquier definición llegaremos a este punto, la falta o el exceso de este ente puede causar muchos estragos en la vida de las personas, y eso es innegable, pero más allá de la definición real o económica del dinero, no podemos negar que las personas llegan a enfocar sus vidas en base a éste mismo, la falta o ausencia de dinero causará una vida bien definida en la vida de los seres humanos, el querer sobresalir, crecer económicamente no es malo, es más es algo necesario por el bien del circulo familiar de la persona misma y del ser humano como creador o administrador de riqueza personal, el problema viene de la conceptualizad que hay de tras de todo ello, la felicidad que muchos definen y asocian con el dinero no nace de cuanto tenga o deje de tener, la felicidad es un estado mental, es una percepción interior, que nace de la autoestima, pueden existir personas realmente paupérrimamente pobres que son realmente felices y viven existencias realmente ejemplares, y en el otro lado del espectro podemos tener personas inmensamente millonarias que son completamente desgraciados e infelices, entonces nace la pregunta: ¿Qué es realmente la felicidad?, ¿En dónde se genera esa idea que todos pueden mencionar pero muy pocos definir?, en mi humilde punto de vista nace de un valor interior, de una forma mental de ver las cosas, de cómo se proyecte desde su interior hasta la realidad misma que le toque vivir, yo he vivido pobrezas teniendo un padre económicamente exitoso, pero que lastimosamente no extendía esa riqueza hasta mis dominios, sino que la disfrutaba de una forma egótica para si mismo, en ese punto me cuestionaba: ¿Qué tan felices son realmente las personas con mucho dinero sino no son capaces de compartir esa riqueza que disfrutan?, si yo que con un presupuesto mas limitado era capaz de compartir mi humilde presupuesto y sentirme realmente bien, entonces llego a una conclusión que pocos quieren entender, la riqueza que no da el dinero es realmente la que vale, la riqueza interior es la que al final de nuestras vidas quedará en aquellos que seguirán después de nosotros, lo que hagamos con nuestras cosas materiales es tan solo un parámetro del todo que nosotros como personas constituimos, no solo nuestra riqueza personal nos define como seres humanos, sino nuestra calidad de personas, cuanto somos capaces de dar a los demás, cuanto somos capaces de ofrecer sin esperar nada a cambio, cuanto estamos dispuestos a ayudar al que necesita, cuanto podemos dar a los demás a cambio de la satisfacción interior, nos define más que el dinero que podamos o no hacer en esta vida, “el dinero no es Dios pero tiene mi devoción” una vez escuché, yo al contrario digo: “la felicidad no la compra el dinero”, la felicidad nace de tu valor como persona y de cuanto estés en la buena disposición a brindar desinteresadamente, es ahí en donde radica la verdadera riqueza.
En el Periodico Listin Diario de República Dominicana
en la parte "Vida" Sección "Sendero" pág. 8 del dia domingo 30 de Octubre de 2005
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