EL SILENCIO DE LA VERDAD.
En la vida encontramos de todo: verdades a medias, verdades vestidas de mentiras, mentiras vestidas de realidades, omisiones, exageraciones, en fin tantas cosas que nos dejan con un corazón a veces herido, agobiado, incomprendido y muchas de las veces desvastado. La vida es así, tenemos un momento todo aquello que necesitamos para avanzar, e incluso retroceder aunque no sea de nuestro agrado. Pero de eso se trata el misterio del camino que debemos de transitar por este mundo. La verdad siempre aparece, las mentiras se descubren y las omisiones caen por su propio peso, la ley del equilibrio siempre está ahí: cualquier acción que hagamos tendrá inoxerablemente una reacción, muchas de las mentiras que alguna vez dije me persiguió hasta develar la verdad la cual siempre salió del silencio, de lo menos evidente y de lo que menos imaginé, así de contradictorio es el universo. Las cosas que creemos que no importan son aquellas que nos golpean cuando se develan, porque puede ser algo inocente para nosotros mismos pero puede no serlo para aquellos que en el proceso pueden salir afectados.
Si creemos que las cosas que hacemos no tienen alguna reacción nos equivocamos siempre en algún momento del futuro regresan y a veces más fuertes, todo aquel mal que tal vez haya creado en aquellos que me acompañaron en el camino de alguna forma lo pagué y con creces, todo aquello que hice con dolo de alguna forma lo terminé pagando con alguna tragedia personal, siempre pero siempre estamos a merced de nosotros mismos, y aún cuando aquellos que hemos amado nos la devuelven es cuando mas duele cuando más sentimos la ley de la justicia en el universo. No estamos exentos de recibir de donde menos imaginamos un golpe certero, un golpe bajo a nuestra alma y a nuestro corazón.
No hay duda que siempre nos equivocaremos porque no somos perfectos, vivir con la menor cantidad de errores es el deseo de cualquier persona, los errores nos enseñan el camino, nos develan el misterio de la existencia, nos llevan a un lugar todavía mayor en la evolución del alma, perdonar es lo único que nos queda, no hay otro camino, perdonar a aquellos que nos han dañado, que nos dieron golpes ya sea emocionales o físicos, que nos llevaron al camino de la amargura, lo que duele te hace crecer, te permite ganar fuerza interior y transformarte de alguna forma. Como último artículo quiero agradecer a aquellos que lo hicieron en mi camino, gracias al sufrimiento pude atravesar la puerta de la evolución personal, no guardo rencores sólo tengo agradecimiento ,y lo digo desde lo más profundo de mi corazón, la vida me ha dado la oportunidad de crecer y de aprender desde el silencio de la verdad, aquella que sólo nosotros podemos entender, sentir y expandir en nuestras vidas.
GRACIAS TOTALES A TODOS(AS).
Ezequiel Méndez
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